domingo, 13 de marzo de 2011

Hellen Keller

Hellen Kéller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia, estado de Alabama.
A los 19 meses de edad, a causa de una fuerte sarampión, quedó ciega y sorda y al poco tiempo muda.

Afortunadamente Hellen no se desanimaba fácilmente. Pronto comenzó a explorar (descubrir) el mundo usando sus otros sentidos. Le seguía a su madre cuando se movía,
sujetándose sobre su ropa. Tocaba y olía todas las cosas que estaban alrededor de ella y sentía las manos de otras personas para ver lo que estaban haciendo e imitaba (copiaba) sus movimientos. Era capaz de hacer algunos trabajos por sí misma de forma rápida, como ordeñar las vacas o dar forma con sus manos a la masa.
Hellen aprendía y reconocía a las personas palpando sus caras y sus ropas.
También podía decir en qué lugar del jardín se encontraba olfateando (oliendo) las diferentes plantas y pisando con sus pies sobre la hierba.

Cuando tenía siete años de edad inventó 60 signos diferentes que le servían para comunicarse con la familia. Si ella quería pan, por ejemplo, cortaba disimuladamente un trozo y untaba con mantequilla. Si deseaba un helado se cubría con trapos sobre los brazos y los rompía a pedazos.
Hellen era única, extremadamente inteligente y muy sensible. Ella misma era capaz de moverse con sus sentidos en un mundo que le era extraño y confuso, pero tenía sus propias dificultades. A sus cinco años de edad Hellen comenzó a darse cuenta que era diferente a las demás personas. Se  daba cuenta de que su familia no usaba los signos como ella lo hacía sino que se comunicaba con su boca. A veces se colocaba entre dos personas y les tocaba los labios. No podía entender lo que estaban diciendo y no era capaz de transmitir sonidos para querer decir algo con significado. Quería hablar pero siempre que lo intentaba no se le entendía. Entonces se enfadaba pegándose golpes contra la pared de su habitación, pegando patadas y llorando con frustración.
Con el tiempo, cuando iba haciéndose mayor su frustración aumentaba y su rabia iba a peor. Se convirtió en una persona salvaje y revoltosa. Si no conseguía lo que deseaba se ponía muy agresiva hasta que su familia le daba lo que ella pedía. Esta situación hizo que se viera claramente la necesidad de hacer algo. Justamente, antes de cumplir siete años, la familia contrató a una tutora privada.
A los seis años, los padres de Hellen Kéller, consultaron con el Dr. Alexander Graham Bell (Edimburgo, 1847 – Baddeck, 1922); en efecto, el conocido inventor, entre otras muchas cosas, del teléfono y profundamente preocupado en la docencia y en la investigación, por el problema de la sordera y sus consecuencias. El Dr. Bell les aconsejó recurrir a Anne Mansfield Sullivan joven de 20 años recientemente graduada en Instituto Perkins para ciegos, de Boston, para la educación de su hija Hellen.                                                         
Anne Sullivan venía de un ambiente pobre. Ella perdió la visión cuando tenía cinco años y fue abandonada en una casa muy pobre donde su familia se deshizo (se fueron marchando cada uno por su lado). Tuvo la suerte de haber encontrado un lugar donde fue bien acogida, el colegio Perkins para ciegos en Boston. En el colegio la llamaban la “fiera” por su aspecto de cabezona y por su mala actitud. Afortunadamente el director se dio cuenta de que podía aprender a comportarse y ser una de las alumnas mas inteligentes. Después de varios años, y otras dos operaciones que tuvo éxito recuperó su visión, además se graduó obteniendo un título de honor. Para el director de la escuela estaba claro que Anne Sullivan era la persona adecuada para educar a Hellen Kéller.
Anne pronto se dio cuenta de por qué Hellen tenía tantas rabietas (actitudes de enfado). Ella sabía que si podía enseñarle a comunicarse, Hellen llegaría a ser una persona diferente. Antes de comenzar a educar a esta niña tan salvaje, tenía que controlarla. Cuando Anne intentaba evitar que Hellen hiciese algo que no le gustaba, Hellen daba patadas, gritaba y mordía. Anne conseguía vencer las batallas (peleas) utilizando su fuerza y mucha paciencia.
El siguiente paso dado fue la decisión de enseñar a Hellen el alfabeto manual.
Es una lengua de signos en la que cada letra es signada en contacto con la mano de la persona sorda- ciega de manera que pueda sentir la forma del signo y su significado. Cada letra tiene un signo separado. Esto significa que las palabras las frases pueden ser deletreadas. También permite que se puedan expresar las ideas más abstractas. Anne la ponía en contacto con el agua y  le deletreaba la palabra A G U A , haciéndolo repetidas veces, hasta que Hellen empezaba a darse cuenta que cada letra que deletreaba representaba el significado del agua.
Esta experiencia le ayudó a darse cuenta que cada cosa que había en el mundo tenía un nombre. Así comenzó a animarse y cada cosa que encontraba la cogía y preguntaba a Anne cómo se llamaba.
Anne continuó enseñándole durante los años siguientes. Le hablaba sobre todas las cosas que ocurrían a su alrededor. Deletreaba todas las cosas en la mano usando frases completas más que simples palabras. Trabajando de esta manera, Anne iba preparando a su alumna Hellen, con nuevas palabras e ideas que necesitaría para poder prepararla para enseñarle a hablar.
Las dos solían pasear juntas por el campo hablando sobre las ideas que surgían de la mente de Hellen. De este modo Anne consiguió mantener la atención y el interés de Hellen a aprender cosas cada vez más interesantes. También hizo que participase en nuevos atractivos hobbies como navegar en una barca, saltar desde un tobogán, etc.
Como resultado de todo este trabajo, Hellen llego a ser más civilizada y amable y pronto aprendió a leer y escribir en braille. También aprendió a leer de los labios de las personas tocándoles en sus dedos y sintiendo el movimiento y las vibraciones. Este método se llama Tadoma y es una habilidad que muy pocas personas pueden llegar a desarrollar. También aprendió a hablar, el mayor logro (desarrollo) de alguien que no podía oír absolutamente nada.
Anne decidió que Hellen aprendiese más cosas que necesitaría para poder ir a un colegio. En 1888 las dos fueron al Instituto Perkins para Sordos en Boston. Allí Anne continuó enseñando a Hellen pero con materiales y textos que había en la escuela. En 1894 fueron a la Escuela Wright – Humason para Ciegos en Nueva Cork. Anne continuó con Hellen enseñándole distintas lecciones y actuando como su intérprete. Ella interpretaba en las manos de Hellen lo que los profesores decían en clase, y transcribía en los libros utilizando el sistema braille.
Mas tarde trabajo en la Comisión de Ciegos de Massachussets y dio conferencias por todo el mundo llegó a dominar varios idiomas, aprendió a leer en diferentes sistemas para ciegos y publicó entre otros libros: Historia de mi vida (1903), El Mundo en que Vivo (1908), Salir de la Oscuridad (1913) Mis Años Posteriores (1930), Tengamos Fe (1949) Maestra Ana Sillivan Macy (1955) y La puerta abierta (1957)
Sobre su vida se hizo una película –La inconquistable (1954)- y se escribió una obra de teatro –El Milagro de Ana Sullivan (1960)- adaptada para el cine por William Gibson y galardonada, en 1962, con el Oscar a la mejor actriz (Anna Bancroft) y a la mejor actriz secundaria (Patty Duke).
Hellen Kéller está enterrada en la catedral de San Pedro y San Pablo, de Washington.